Ante la negativa de la Conmebol de reprogramar el calendario de la Copa Libertadores, Universidad Católica vivirá una complicada situación para el desarrollo y sus aspiraciones en copa internacional.

La vuelta de la Copa Libertadores fue fijada por Conmebol para el próximo 15 de septiembre y desde ya advierten que la fecha no será cambiada a pesar de la realidad que aún se vive en varios países. Bajo esta propuesta, el máximo órgano del fútbol sudamericano estableció un protocolo de salud basado en “burbujas” de 72 horas que deben cumplir los equipos participantes que se desplacen a otros países. La medida apuntaba a la facilidad de traslado de los equipos, simplificando sus trámites migratorios y evitando cuarentenas en las naciones a visitar.

A falta de un mes para el retorno de la Copa Liberadores, desde el Ministerio de Salud de Chile pusieron paños fríos a las expectativas de la Conmebol en territorio nacional, asegurando, en voz del ministro Enrique Paris que “nadie puede ingresar al país sin cumplir la cuarentena de 14 días de aislamiento”.

Este mensaje emitido desde el Gobierno de Chile apunta directamente contra la Conmebol, dejando en claro que ninguna medida impuesta por el organismo estará sobre las medidas que se puedan tomar en territorio nacional.

Considerando que desde la Conmebol ya aseguraron y reiteraron que el 15 de septiembre será si o si el regreso de la Copa Libertadores, el panorama que deberá enfrentar Universidad Catolica y Colo Colo se ve bastante adverso, ya que en medio de esta medida podrían jugar de locales fuera de territorio nacional a petición del ministerio de salud.

El problema es que, si aceptan esta medida y juegan el partido ante Gremio en otro país, el plantel que regrese de aquel duelo deberá entrar si o si en cuarentena de dos semanas y en el peor caso esto podría darse con un torneo nacional recién reanudándose y jugándose dos partidos por semana, en donde ya estaría la mitad del plantel descartado.