Nacido en las canteras de Universidad Católica reveló que siempre su deseo fue poder terminar su carrera en el club que le dio las primeras herramientas en el futbol.
No es novedad que la mayoría de los futbolistas que salen a jugar al extranjero siempre sueñen con volver a terminar su carrera en el club que los vio nacer, y aunque frecuentemente esto se da en los últimos años de su carrera, cuando el nivel va bajando, no siempre es asi.
Francisco Silva decidió volver con 33 años a Universidad Católica tras siete años en el extranjero jugando en España, Bélgica, México y Argentina, en donde logró ser campeón en Bélgica y ser parte de un título internacional con Independiente.
El campeón de la Copa Suruga Bank con Independiente el año 2018 volvió a mediados del año pasado a Universidad Católica, lo cual según relató en una reciente conversación, siempre fue su sueño desde que salió del país el año 2012.
“Quise volver porque ya llevaba un buen tiempo afuera y quería volver a Chile. Siempre mi ilusión desde que me fui, fue volver a Católica, respondió el Gato en conversación con estudiantes de la escuela Platón de Quinta normal en la actividad La Franja en tu escuela.
En este dialogo, el volante cruzado fue consultado sobre sus razones por las cuales decide dejar Argentina el año pasado y volver a Universidad Católica en donde inmediatamente fue campeón, levantando su tercera copa con el club.
“Quiero terminar donde empecé, entonces cuando me fui siempre mi ilusión fue volver a Católica, y por suerte estoy aquí en un gran club”, añade.
Sobre otro tema que dialogo, fue la selección chilena, en donde hoy es parte de la generación bicampeona de la Copa América. Respecto a sus primeros pasos recuerda, “cuando estaba en Osorno en la segunda división, me acuerdo que el entrenador era Nelson Acosta e hizo una selección joven y tuve la suerte de estar jugando bien y me llamaron”.
Finalmente comentó las sensaciones que vivió durante el penal que terminó con la obtención de la Copa America Centenario para la Roja: “Antes del penal estaba nervioso por el desafío que me tocaba, no era fácil. Después de patear uno se emociona mucho, estando tranquilo en el camarín uno empieza a recorrer todo lo que ha recorrido en el fútbol”.